Estos héroes hicieron todo lo posible por rescatar
al animal, después de llevarlo a la clínica veterinaria mas cercana, se
enteraron de algo sorprendente.
Este echo tuvo lugar en Estonia, un par de
obreros que trabajaban en una represa, que estaba en proceso de demolición,
observaron a un cachorro en graves problemas, ya que trataba de nadar hacia la
orilla de la represa pero no podía lograrlo, sin pensarlo dos veces decidieron
ayudarlo.
Mas tarde descubrieron que no se trataba de un
hermoso perro, mas bien de un lobo.
Un grupo de obreros sacó del lago al perrito
Erik Vali, Rando Kartsepp, Robin Sillamae,
trabajaban en la represa de la ciudad de Sindi, en el rio Parnu, en esta región
las temperaturas en invierno pueden llegar hasta 20 grados centígrados bajo cero.
Cuando observaron al que parecía ser un perrito
luchando por su vida, no dudaron en arriesgarse para salvarlo. Empezaron por
romper el hielo que los separaba del animal y llegaron a el justo a tiempo.
Los trabajadores lo sacaron del agua, e inmediatamente
los envolvieron en una toalla y lo recostaron adentro de un coche con la calefacción
encendida, para poder subir su temperatura corporal, ya que el agua estaba muy fría
y tal vez ya tenia algunas horas ahí adentro.
Después del gran rescata permaneció en el coche
hasta que les fue posible trasladarlo al centro veterinario mas cercano. Al
llegar al centro, el veterinario Tarvi Markson les dijo de inmediato que no habían
llevado a un perro, mas bien a un lobo euroasiático.
Llamaron a la patrulla de rescate animal y
corroboraron que si se trataba de un lobo euroasiático. Erik y los demás
trabajadores no podían creerlo, ya que en el recorrido del la presa al centro veterinario
se había comportado muy bien.
Rando Kartsepp, uno de los 3 trabajadores mencionó:
“Tuvimos que llevarlo por la pendiente. Pesaba bastante. Durante el viaje en
auto estaba tranquilo, dormía sobre mis piernas. Cuando quise estirarlas,
levantó la cabeza por un momento”.
El veterinario examinó al hermoso lobo y mencionó
que solo tenia un año de edad, su presión arterial había bajado hasta los
niveles mínimos, tal vez esta situación permitió que el lobo se comportara así
de dócil con los rescatistas.
El lobo permaneció en la clínica, con todos los
cuidados necesarios, hasta que logró recobrar su fuerza. Le colocaron un chip
rastreador y fue devuelto a donde pertenecía.
“Estamos muy felices por el resultado de
la historia y deseamos agradecer a todos los participantes”, dijo la agencia de
animales.
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